lunes, 11 de mayo de 2015

Recomiendo este extraordinario artículo de Leonardo Padrón publicado en PRODAVINCI el 23 de febrero de 2015, al cual me permití hacerle un comentario.


http://prodavinci.com/blogs/pero-tenemos-tania-por-leonardo-padron/


Como siempre, Leonardo, luego de leerte nos extraes un sentimiento de admiración y de agradecimiento para contigo.  Incluso, por más duros y realistas que son tus escritos que como efecto primario nos enfrentan al implacable espejo y por más tristes o generadores de vergüenza que terminan siendo y que en consecuencia se traducen en una medida de nuestra capacidad de mantener la dignidad haciendo acopio de nuestras reservas de autoestima, no dejan también de ser esperanzadores y de dosificarnos esas aparentemente últimas gotas que quedan en el frasco de ánimo para permitirnos ver a pesar de la densa niebla que la vela al final del túnel aún no han logrado apagarla.  Definitivamente, la gran diferencia entre ellos y nosotros, y entiéndase por ellos a quienes les adversamos políticamente, aquellos que por interés o convencimiento respaldan, defienden y, sin duda, le exprimen ingentes beneficios a ese ejercicio de secuestro y usurpación grosera de poder, está directamente relacionada con el intelecto, con el talento.  Decía Juan Verdaguer en escena, aquel humorista uruguayo de finales de los sesenta: “lo que hay que hacer para ganarse la vida; para dedicarse al teatro, hay que saber hacer algo, y yo sé hacer algo.  Hay que tener audacia, y yo soy audaz. Hay que tener talento, y yo soy audaz”.  Lo que para él era un sarcasmo parte integrante de su libreto, siempre me ha parecido hecho a la medida para describir a estos nuevos gobernantes de esta moderna república, comenzando por Chávez mismo.  La Venezuela posible, la Venezuela digna, la añorada, es esa Venezuela que se sustenta en el talento, en el emprendimiento, es ésa que tiene a Tania, te tiene a ti, a Amanda, a Caridad, a Carlota, a Gledys, a Mariaca, a Mariale, a Mariángel, a Zapata, a Laureano, pero también a Franklin Brito, a Leopoldo o a cualesquiera de los perseguidos y vejados políticos, a tanto estudiante mancillado, a Jorge Roig, a Lorenzo Mendoza; en fin.  Y esa pequeña gran diferencia no va a ser fácil de superar o igualar; por más que los repriman, los encarcelen o intenten anularlos o destruirlos nunca podrán socavar un ápice de su dignidad, de su valía y por ende de su huella.  Gracias una vez más, Leonardo; por insistir, por persistir.  Menudo ejemplo tenemos los venezolanos de a pie con ustedes, integrantes del primerísimo elenco de la escena nacional.  Cada vez más se desengañan las focas, como se ha dado en llamar a esos seguidores ciegos del proceso que padecen de un muy triste bozal de arepas, intelectual por demás.  Siempre creo que tarde o temprano, lamentablemente quizás más tarde que temprano y con mucho costo, se impondrá la razón, la lógica, y tanta farsa terminará por desplomarse sola.  Esta guerra civil de ideas contra balas está tornándose cada vez más difícil de sostener para nuestro enemigo.  Seguiremos en el frente.

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